Naufragio

No es posible
que me siente a mirar el naufragio
como si no estuviera
en la barca que me acuna.
Estoy y estuve
y vi hundirse también
la belleza del recuerdo.
Los restos que navegan
dispersos
no mantienen a flote la esperanza.
Sólo el áncora ha quedado
entera y sin moverse
en el fondo de ese océano
del que huye el sol.

Palabra y poema

Para Javier Solé, a quien los
finales no se le alejan como a mí

En el último peldaño de la noche
cuando la verdad es un pájaro asustado
la palabra escribe el poema.
Con sed de rocío
el verso clama por un hueco
donde el sol no entrometa sus rayos.
Al atardecer
la palabra cree
que ha llegado la hora de leerse
y entonces ve cómo se aleja
el final.

Días azules

“Estos días azules y este sol de la infancia”
A. Machado

Los veré crecer entre las viejas sábanas
que subsistieron después de las mudanzas.
Habrá también un camión de hojalata.
Un papel olvidado en el bolsillo.
Un pequeño trompo de madera.

Días azules, fríos,
con risas estampadas
en cada pared blanca.
Ahora se ocultan
del sol que los hizo brillar
y todo se vuelve oscuro.

Déjalo ya.
No dibujes más recuerdos.
Dibujemos monstruos.
O animales de un libro.
O ardillas que las urracas persiguen.
O besos de mañana.
Dibujemos lo que tal vez nos acompañe:
aquel sueño de ayer que acabó sin dueño.

Geometrías

Sin cruzar la grieta
por la que se cuela el sol
los pasos rodean la umbría.
La locura que mora en el círculo
atrapa el silencio de la cuerda
y un aquelarre se angosta en el borde
cuando el malabarista muere
detrás de la línea.
El punto alcanza lo eterno
de la estirpe de lágrimas
que conjuran el grito.
Un baile en la esfera
traba los pasos del payaso
y el payaso gira huérfano
por la ausencia de rincones.
Nadie devuelve el pie robado
al viejo funámbulo
que duerme en el trapecio.
La función acaba
en un óvalo que anhela
la distancia invariable.

El caballo muerto

Cuando el sol insinúa
la pequeña despedida
pasa un carro lento
por los fatigados adoquines
al ritmo de los cascos y las ruedas.
Detrás
el bastidor soporta
la triste carga del caballo muerto
que encamina su silencio
al perfume del jabón.

El sol imposible

En el camino de sirga
vaga el murmullo de la plegaria
y el gesto dibuja tumbas vacías.
Allí ha muerto la sonrisa triste.
El agua cubre la miel
y grita la barca nombres sin rostro.
Cuando el día decida mirar
los ojos del niño ciego
el barquero forjará el rumbo
que encuentre la sombra
donde el musgo crece.

La soledad de la barca

La espera teje las artes
con la herrumbre de las horas.
Mansamente baja el agua
mientras el cauce relata
el viaje del sol.
Presa de la madera
la barca mira el paso del río
que guarda el camino
hacia la noche.
El pescador perdido
en la distancia del árbol
no volverá para hundir el remo
en el espejo que avanza.