Pedazos

 

Ese leño con la huella
de lo que fue una brasa;
ese espejo fatigado
de repetir el llanto
y la sonrisa;
esa botella que imagina
que es la que apaga la sed;
ese dolor
en el costado del hijo;
esa alegría del padre
que vuelve y empapa al abuelo;
ese poema muerto
en la hoja blanca;
esa letra perdida
en la oscura tormenta del bosque;
ese acorde que nunca
volvió a decir la guitarra;
ese cincel que abandonó la rama
y ese lápiz que dibuja un horizonte
son los pedazos de un yo que camina
en la última tarde del otoño.

Sueño de ratón

El reloj contra el espejo
marca las deshoras.
Las canicas caen al revés
y el abrojo
pinta un caballito
en el mar de las montañas.
Salgo a mirar los picaflores
y veo entre los cielos
un ratón que sueña con ser nube.
Trepo por la cuerda del columpio
con un ramillete de agujeros de gruyer.
Canturreo una canción que no protesta
y llego al viejo andén.
El viento
hace remolinos con historias
y papeles de envolver encantamientos.
El sueño del ratón se come el queso
y la nube se sube al tobogán.

Incógnitas

Conocer el contorno perfecto
de lo que lleva mi impronta
aunque nunca será mío.
Descubrir la porfiada línea
que impide que toque mi mano.
Saber si el infinito que dibujan
es el mismo que dibuja el universo.
Cuando los miro se aleja
el momento de entender
el abismo que levantan los espejos.

Ventana que mira

La ventana mira el ojo
y tiembla por la pasión del trueno.
Refleja un espejo donde viven
el vaho del invierno
y pálidas señoras
que beben el cuantró.
La ventana mira el vals,
el cinematógrafo,
el reloj de forma incierta.
Y ahora dibuja el cuadro
de la habitación que desnuda
el temor del hombre solo.