El último cliente
se aleja con su lápiz y su curda.
En el bar, arrugada,
la sucia servilleta de papel
guarda los versos
que ella no leyó.
Del poemario «El libro y el poeta»
El último cliente
se aleja con su lápiz y su curda.
En el bar, arrugada,
la sucia servilleta de papel
guarda los versos
que ella no leyó.
Del poemario «El libro y el poeta»
Cuando lo cierto renuncia a su escondrijo
el dolor de la palabra ahogada
mira quebrarse la máscara.
Pasó el tiempo de los cielos claros
y la herida de la esencia
acaricia los bancos vacíos.
Cinco notas se funden con el cierzo
y dejan un recuerdo suspendido.
El último trazo del pintor suicida
dibuja el gesto
de tu cara triste.
Vuelves después de la muerte
cuando el futuro parecía
haber dejado de existir.
En unos días serás la esperanza,
como un abril de claveles.
Tal vez si insistes
aprendamos a trasladarte a nuestras vidas.