En el camino de sirga
vaga el murmullo de la plegaria
y el gesto dibuja tumbas vacías.
Allí ha muerto la sonrisa triste.
El agua cubre la miel
y grita la barca nombres sin rostro.
Cuando el día decida mirar
los ojos del niño ciego
el barquero forjará el rumbo
que encuentre la sombra
donde el musgo crece.
Cada verso es un retrato y merece detenerse para meditar.
Me han impactado los dos versos siguientes sobre el niño ciego:
“Cuando el día decida mirar
los ojos del niño ciego.”
¡Muy triste!
¡Me encanta tu poema, Gabriel!
Rkia
Gracias, Rkia. A veces la escritura nos lleva por caminos sombríos. O simplemente los refleja…