Naufragio

No es posible
que me siente a mirar el naufragio
como si no estuviera
en la barca que me acuna.
Estoy y estuve
y vi hundirse también
la belleza del recuerdo.
Los restos que navegan
dispersos
no mantienen a flote la esperanza.
Sólo el áncora ha quedado
entera y sin moverse
en el fondo de ese océano
del que huye el sol.

El poder de la infancia

Era un arroyo de llano:
turbio, lento.
En sus aguas
navegaban sólo espigas.
Nos acercábamos
cruzando un páramo sin sombra,
sin camino,
sin la flor
de siempre en primavera
hasta llegar a su orilla
dibujada por el fango.
Todo en él era pobre
y sin embargo
la niñez lo convertía
en un río de los libros de Salgari.