Archivo de la etiqueta: Dolor
escribir
escribir
escribir sin parar
sin pensar de corrido sin puntos ni comas
con la urgencia de la boca en el mar
la rabia del currante
la pasión de los que esperan el primer amanecer
escribir al muerto que nos habla
desde la memoria y desde el olvido
escribirle al que no dejamos de obligar a renacer
al que rompió la paz que nos cansaba
al que está en nuestra piel
al que nunca se marcha
escribir por amor
por dolor y por odio
escribir para vos
para tú para él
escribir para nadie y morir en la letra
escribirle a la mancha pequeña
que tiene por cielo
el peso del agua
que albergó la plaza
y el aula
que rompió la risa
y la regaló sin miedo
escribirle al árbol al fruto
a la hoja y la gota
a la tierra
a la sal a la herida
escribirle a la que hundió
el grito en la sangre del no
a la del terror de la llave
a la que parió el dolor
cuando nació mujer
escribir puertas
besos prohibidos armarios
y desprohibir todo escribiendo
escribir sin parar ni pensar
así
de corrido
sin puntos ni comas
Los sueños del poema
A Elvira Daudet,
porque dice que odia a esa vieja extraña.
La pavura del pájaro en el fuego,
la palabra condenada,
la idea que se vuelve muda,
el viento cruel de la cuesta.
Un dolor tiñe rincones
con las lumbres que agonizan.
Y sin embargo
la mancha intuye su derrota
y una guerrilla de versos
amanece cuando empuñas
los sueños del poema
en el teatro de las batallas perdidas.
Brota entonces el reflejo
en el canto de las gotas,
crece en el verso la palabra
y tú que sabes del amor en el vacío,
sigues amando
como sólo eligen
hacerlo las poetas.
Dos poemas de Elvira Daudet
Dos poemas de Luis Miguel Rabanal
Blog del poeta Luis Miguel Rabanal: https://luismiguelrabanal.wordpress.com/
Palabras
La palabra robada,
la dicha,
la que acompaña,
la prestada,
la callada,
la que hiere,
la que duele,
la guardada,
la inútil,
la que insulta,
la palabra viva,
la del labio,
susurrada, húmeda, ardiente,
la de la garganta,
gritada, ronca, áspera,
la del poema, el diario, la canción,
la que se dice en catalán
o en idish
o en porteño,
la recitada,
la cálida,
la hueca,
la maldita,
la mala palabra,
una sola palabra,
te doy mi palabra,
su palabra contra la mía,
la que el viento se llevó,
la construida, la rota, la antigua,
la que ya no se usa,
la auténtica,
la extranjera,
la mejor, la peor,
la palabra de honor,
hombre de palabra,
hombre de pocas palabras,
a palabras necias,
palabra sobre palabra,
la palabra a tiempo,
no tengo palabras,
la mal dicha,
la palabra de cortesía,
palabras de amor,
palabras oscuras,
palabras vibrantes,
palabras de boca en boca,
juego de palabras,
palabras que resuenan,
palabras ahogadas,
sin palabras,
palabras de consuelo,
sus últimas palabras,
divinas palabras,
palabras vacías,
palabra de Cristo,
no tiene palabra,
palabras al vuelo,Palabras
palabras que llenan,
vosotros
ni palabra,
son
puras
palabras.
Vi
Vi la sombra
en el fulgor de la línea final,
vi pájaros volviendo,
vi quemarse la última madera,
vi naufragios tras el relámpago,
el ardor de un verano de ramas secas
y el dolor del viento en los tejados.
Vi caminos que morían
en el sueño de los mapas.
Vi un ritual de vigilias
y vi cerrarse los ojos
cuando huyen las miradas.
La vecina coja
Saludo a la anciana vecina coja.
Sé que siempre será bella.
El mango del bastón
se encoge a cada paso.
Intuimos el dolor.
La única hoja que queda del otoño
baila en la calle
la danza de las mujeres solas.
Un cielo sin nubes
remeda su tristeza.
Los días han dejado de brillar.
Lo único certero
Para mi querida amiga Silvia Cuevas-Morales,
sólo por contradecirla.
“Debe ser verdad lo que dicen,
la única certeza
está al final del camino”.
Silvia Cuevas-Morales
Jamás serás lo certero.
No he tenido
el displacer de conocerte.
Conozco en cambio el camino
la pena, el odio,
el amor y la alegría.
También la acidez de estómago.
Todo eso que llaman vida
y que he recorrido hasta cansarme.
He intimado con ella,
con ella he ido y he vuelto,
he tallado pasiones,
he dibujado fronteras
y luego las he borrado.
He sufrido el dolor
que provoca en mi rodilla,
en mi alma y mi riñón.
Es por eso que soy un convencido
de que ella sí es certera.
Tan certera como la fatiga,
los anteojos rotos
y el agujero en la media
por donde asoma, si quiere,
el dedo gordo.
Sin embargo
a ti nunca te he visto.
No he mordido tus garras
ni he sangrado por tus heridas.
No me has anidado
ni parido
ni gestado.
Ni siquiera he podido comprobar
que sepas sonarte los mocos.
Si te acercas más
y quieres sorprenderme
me encontrarás vivo y aquí.
Pero si te haces certera
ya no estaré para comprobarlo.
Jamás podrás
convencerme de que existes.
Pedazos
Ese leño con la huella
de lo que fue una brasa;
ese espejo fatigado
de repetir el llanto
y la sonrisa;
esa botella que imagina
que es la que apaga la sed;
ese dolor
en el costado del hijo;
esa alegría del padre
que vuelve y empapa al abuelo;
ese poema muerto
en la hoja blanca;
esa letra perdida
en la oscura tormenta del bosque;
ese acorde que nunca
volvió a decir la guitarra;
ese cincel que abandonó la rama
y ese lápiz que dibuja un horizonte
son los pedazos de un yo que camina
en la última tarde del otoño.