Los niños también pueden disfrutar de Julio Cortázar. Este relato es un ejemplo.
Los niños también pueden disfrutar de Julio Cortázar. Este relato es un ejemplo.
Hoy volvemos al escritor Italiano Gianni Rodari. De él digo dos cuentos de su libro «Cuentos por teléfono»: «El edificio de helado» y «»Brif, bruf, braf». Espero que a las chicas y chicos de 7 años y más les guste.
……………………A mis padres
Quise navegar
la hora que en el iris se refleja.
Ignoré los surcos que separan las historias
y perdí la fuerza que nunca conocí
mientras ardía el no saber en mis preguntas.
Naufragó el timón antes que la vela
y el rumbo murió entre algas rojas.
A veces las mañanas
intentan darle vida
a los mismos deseos que ayer tuve.
Dejaré en esa caja de torpes pensamientos
el recuerdo del hombre y la mujer ausentes
que mostraron su vida al brote incierto
tendido en el agua de otros mares.
Como las columnas de un templo griego
sustenta historias del pasado
batallas, precauciones, utopías
y
hasta amores sustenta.
Con un aliño de buenas vibras
y energías positivas
puede asumir un toque oriental
cosa que siempre está bien vista.
Hay que sembrarlo y cultivarlo
en la época precisa.
Y así, bien tratado
él se devora las otras mejillas,
lo ecuménico,
el buen rollismo
y la paz sin condiciones.
Si le hiciéramos más caso
tal vez no andaríamos
pisando siempre ese sorete.
El odio está cargado de virtudes.
El reloj contra el espejo
marca las deshoras.
Las canicas caen al revés
y el abrojo
pinta un caballito
en el mar de las montañas.
Salgo a mirar los picaflores
y veo entre los cielos
un ratón que sueña con ser nube.
Trepo por la cuerda del columpio
con un ramillete de agujeros de gruyer.
Canturreo una canción que no protesta
y llego al viejo andén.
El viento
hace remolinos con historias
y papeles de envolver encantamientos.
El sueño del ratón se come el queso
y la nube se sube al tobogán.