Archivo de la categoría: Poemas
«Se mató un tomate», poema de Elsa Bornemann
Dos poemas de Alejandra Pizarnik
Tres poemas de Roberto Themis Speroni
Noviembre
En el intento de alcanzar el cielo
el ocre cae
con la suavidad del que conoce el baile.
Las calles abrigan
un silencio de humo de castañas,
anuncian el final precoz de las tardes
y dibujan el rumor
del frío en las esquinas.
Hay un suave
balanceo de hojas
y las ramas muestran
sus pieles desnudas.
Melancólico y opaco
noviembre nos susurra que ha llegado.
Cuatro poemas de Silvia Cuevas-Morales
Ocho poemas de Miguel Hernández
En estos días en que los franquistas borran tus versos del Memorial en el Cementerio de la Almudena creo que es nuestra obligación mantener flotando en el aire que respiramos esos mismos versos y todos los que escribieras, Miguel Hernández. Mañana nadie sabrá que los responsables de este acto de barbarie, estos pigmeos de la historia, algún día existieron mientras que tú seguirás siendo uno de los más grandes poetas de nuestra lengua, te seguiremos leyendo y seguiremos aprendiendo de ti los que pretendemos escribir versos.
Tiempo
Asomarse
a ese agua que descifra
el dorado lenguaje
de los flamencos.
Acariciar la red
cuando atrapa sueños
de mares ajenos.
Empujar nostalgias
de paisajes que nunca existieron.
Deslizarse
virgen por una nieve virgen
y luego sumergirse ciego
en el pequeño mar del mapa.
Mirar la jaula
donde habita la muerte
y esperar la llegada
de su libertad.
El que nunca llegará
El que nunca llegará
es un hombre
que extravió la llave
y en la espera
aprendió el olor de las adelfas,
las encinas, los madroños.
Que habita cuevas
donde duermen poetas ciegos
cansados de mirar donde no ven.
El que nunca llegará
olvidó el dibujo de los mapas,
los puntos y las rayas
y el orden de los colores.
El amor del que nunca llegará
es un tronco con raíces en la nada.
Semblanza
……………………A mis padres
Quise navegar
la hora que en el iris se refleja.
Ignoré los surcos que separan las historias
y perdí la fuerza que nunca conocí
mientras ardía el no saber en mis preguntas.
Naufragó el timón antes que la vela
y el rumbo murió entre algas rojas.
A veces las mañanas
intentan darle vida
a los mismos deseos que ayer tuve.
Dejaré en esa caja de torpes pensamientos
el recuerdo del hombre y la mujer ausentes
que mostraron su vida al brote incierto
tendido en el agua de otros mares.