Bandera

El prócer se dispone a mancillar la belleza de los colores inventando una bandera. También mancillará la inocencia del viento cuando la enarbole en esa plaza que cree suya. Mancillará la sangre que derramó el soldado cuando envuelva su cuerpo en ese trapo pintado. Y así, paso a paso irá construyendo el relato.

Movimientos

Movimientos

El mármol se eleva y deja de sangrar sobre la herida y la herida baja, baja y baja hasta perderse en la línea. Las sombras todavía no han entrado en la pintura. Pronto se abrirá paso la certeza y vendrán los pájaros del misterio y las agujas del erizo a confundirse con las gotas de rocío. Será el momento en el que nacen los rituales del olor y la saliva, resuena el balido distante del macho cabrío, mueren los colores, el mar refleja lo que ha dejado de existir, se cumple el sueño de soñar y la canción carga con un recuerdo siempre más suave que la verdad.

Así como entraron saldrán las sombras de la pintura, el mármol se fundirá en la palabra y la herida volverá a sangrar.

El que nunca llegará

El que nunca llegará
es un hombre
que extravió la llave
y en la espera
aprendió el olor de las adelfas,
las encinas, los madroños.
Que habita cuevas
donde duermen poetas ciegos
cansados de mirar donde no ven.
El que nunca llegará
olvidó el dibujo de los mapas,
los puntos y las rayas
y el orden de los colores.
El amor del que nunca llegará
es un tronco con raíces en la nada.