Un sueño

Soñé que yo era vos, padre.
Y que el viento traía
las nubes de tu río.
Desde la orilla
veía pasar navegando los recuerdos.
Cien caballos galopaban precipicios,
había pájaros con luz de primaveras
y el leño se agotaba en el hogar.

Yo seguía siendo vos
pero habitado por mis dudas
y no por tus certezas.
Hasta que te fuiste, padre
y yo me fui contigo.
Y dejé de ser quien era
y el sueño dejó de ser un sueño.

Tango

Sonás a lo perdido,
al exilio y a la ausencia.
A lo que quise ser
y a lo poco que fui.
A una calle con empedrado y farol
que se fue con los tranvías.
Sonás a vos cuando alguien te silba,
a las lluvias de otoño,
a cospel,
a cinco guitas y a mis viejos.
A guardapolvos, a tinenti,
a rayuela, a tejo y a malvón.
Sonás a la distancia,
al tiempo,
al primer abrazo.

A la última pasión.

Umbrales

Se confunde el umbral de aquella casa encantada con el de tu cuerpo cubierto por una sábana con rayas rojas y azules. Pero el umbral de tu cuerpo no tiene ahora color posible ni tan siquiera el de esa sábana cuyas rayas ya no son rojas y azules. Son transparentes. Son incoloras. Casi no son. Entonces me decido a buscar otros colores pero no encuentro con qué crearlos. Ni luz ni pigmentos ni sombras. En el umbral de tu cuerpo espera una figurita de barro. Como en aquella casa encantada. El umbral de la casa encantada y tu cuerpo se apagan en el incomprensible mar de mi pobre cerebro castigado. Y yo debo huir de mis serpientes. Distraerlas. Apagar las pocas luces que quedan para que desaparezcan. Una vez lo logré. Fue hace mucho tiempo. Llovía. De golpe la lluvia se hizo torrencial y apagó los colores y con ellos desaparecieron las serpientes. Pero siempre vuelven. Y cuando vuelven yo estoy perdido en este mar sin colores y sin peces. Un mar apagado y viscoso en el que de nada sirve nadar. Prefiero quedarme quieto y esperar esa ola inmensa que arrastra todo y todo lo mezcla. Me acostumbro a ver dentro de esa amalgama de cosas caras como las del gato negro de ayer, el de la panadería. Ahí está y parece que sonríe aunque los gatos nunca sonríen. Me está mirando y sé que piensa que él es mejor que yo. Él es dios y yo ni siquiera un perro. Me da miedo ese gato y me voy. Pero es difícil encontrar la puerta por la que salir de ese mar. Y entonces veo el umbral que nuevamente se confunde con el de tu cuerpo cubierto por una sábana con rayas rojas y azules.

Valencia 2024

Dicen que en medio de la calle
hay un pupitre.
Hubiera sido una hermosa imagen
si cuatro niños con la ropa seca
lo hubieran llevado allí
una mañana de sol
bajo la risueña mirada
de una maestra
con la ropa seca.
Dicen que hay también
un trencito de madera
y varias fotos en sus marcos
flotando en un charco.
No hay niños.
Tampoco está la maestra.
No hay padres.
Más allá
una nevera sin puerta
deja ver seis naranjas
y tres bistecs
que María no tuvo tiempo de preparar
mientras su ropa estaba seca
y esperaba la vuelta
de sus niños del colegio.
Sentado en el lodo
el padre de María mira sin ver
el imaginario punto del horizonte
donde el sol acarició mares
y arroyos en sus cauces.
El padre de María no recuerda
los días en que su ropa estaba seca.
Su memoria vaga
sumergida en un torrente.

Palabras lejanas

Algunas tardes cansado,
también un poco triste
y puede ser que en otoño,
desciendo por la escalera del tiempo.
En el paisaje brumoso
hay una casa de tejas
con el hogar siempre humeando,
una cama provenzal
y el rincón de los juguetes.
Mis padres se acercan
y algo quieren decirme.
Los miro con inquietud
hasta que ellos comienzan
a responder las preguntas
que hubiera querido hacerles.
Pero ya es tarde
y no entiendo lo que dicen.
Los años se han llevado
el idioma de la infancia.

La mujer y la muerte

Ojalá la muerte venga sola.
Con ese silencio
del que hablan los poemas.
Con la oscuridad
de una paz sin destellos.

Ayer
un cielo gris
inundó mis ojos
y borró la sonrisa.
Hoy me alejo del tiempo
que empañó mis días
y los sembró de aullidos,
de garras y tormentas,
de un cansancio antiguo,
de un dolor de vida,
de una herida que me habla del amor
que una vez creí tener.

Trece poemas por Palestina

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