Sombras y poemas

A mi amigo Javier Solé

El cristal de una perpetua sombra
tiñe la mirada
con el color del hueco.
A veces, cuando el tormento
mastica horas y distancias,
el poeta deja de vivir la muerte
porque entra a otra verdad.
Pero en un pan,
en un libro,
en la ropa de una muñeca de trapo
o en el vacío que lleva anclado su nombre
ella vuelve
mientras los poemas
florecen en la arena que inunda
el latir de lo que nunca
hará brotar la sangre.

Coronación

La brisa mueve
los envoltorios y los peinados.
Agita también los banderines grises
pues la ocasión no permite los colores.
Los lujosos coches pasean lentamente
su selecta carga impuesta.
Hay palabras que un poeta nunca escribe.
Se escuchan con devoción.
Son suaves, estudiadas,
a veces esdrújulas.
Y tras cada frase
un crítico avezado
interpreta las nadas
y las llena con vacíos.
Ya que estamos
bien como estamos
la voz nos promete seguir eternamente.