El poder de la infancia

Era un arroyo de llano:
turbio, lento.
En sus aguas
navegaban sólo espigas.
Nos acercábamos
cruzando un páramo sin sombra,
sin camino,
sin la flor
de siempre en primavera
hasta llegar a su orilla
dibujada por el fango.
Todo en él era pobre
y sin embargo
la niñez lo convertía
en un río de los libros de Salgari.

Ellas

Eran bellas
caminaban lentamente
escribían la poesía del ocaso
hablaban con la suavidad de las manzanas
amaban a seres que crecían en sus versos
cazaban ilusiones entre espigas de lavanda
enseñaban a enseñar
inventaban números
creaban artes
y a veces
también morían