Tras el cristal de la vidriera
el viejo chelo mira a la muchacha.
Sueña que en sus brazos
ella hubiera sido el canto del jilguero,
la nota oculta que reserva su magia,
la muerte en un acorde menor,
la pasión de Bach,
el gesto de amor que dibuja
la caricia del arco,
la angustia en el silencio.