Aún lloraba
la muerte del jardín y los triciclos.
Entonces mi empeño fue quererte.
Recorría con mis padres tus domingos,
leía tus versos,
oía tus tangos…
Y así te inventé, ciudad,
y así te quise.
Pero hoy
cuando vuelvo a tus rincones
sólo veo las ruinas del recuerdo
en el turbio lugar de la derrota.
Ahora hago de mi patria mi destierro
y viajo desexilios imposibles.
Para mí un cortado 
De lejos me reconcilio, de cerca me cabreo. Los recuerdos inventados chocan con los recuerdos degradados por el paso del tiempo, que no fue inocente. Entiendo muy bien, en la piel misma, todo lo que estás diciendo.
Es muy cierto lo que decís: el tiempo no fue inocente como ninguno de nosotros lo es. Gracias