Margarita Ferreras en una de las poetas más olvidadas de las ya olvidadas mujeres del ’27.
Margarita Ferreras en una de las poetas más olvidadas de las ya olvidadas mujeres del ’27.
En este mundo en el que impera el ruido leer a Esther Muntañola es como caminar por los senderos que dejan los trigales.
Lucía Sánchez Saornil es una de las poetas del ’27 que sufrió un triple exilio: como republicana, como mujer y como lesbiana.
Aquel que entró a la noche
porque vivía
en la luz de las escenas.
El francés que mataba
o que escribía el verso en la pared
o que murió diciendo
que algún día moriría de amor.
O ellas,
las grandes fabricantes de finales
que se quedaron pequeños
frente al ardor de lo vivido.
Siempre escondido
bajo cientos de pisadas,
aroma que huye del frasco,
violinista de una esquina
que el tiempo quiere borrar,
sonrisa del ciego,
mendiga lela,
farol tibio.
Y en un rincón del poema
hora tras hora
alguien busca el sentido
al orden caprichoso de las letras.
Y en su desvelo ignora
que la palabra es él.