Decir muro y caer
la espera del viejo,
eslabón tras eslabón,
en la orfandad del otoño.
Decir tiempo y nacer
la víscera al abrigo
del nido. Y el pan
cuando sangra en el hueco.
Decir aire y volar
la pluma entre la herrumbre
y la reja que el canto
del jilguero mata.
Decir grito y dejar
la herida abierta
al verso oculto
en la boca de hambre.