La ventana mira el ojo
y tiembla por la pasión del trueno.
Refleja un espejo donde viven
el vaho del invierno
y pálidas señoras
que beben el cuantró.
La ventana mira el vals,
el cinematógrafo,
el reloj de forma incierta.
Y ahora dibuja el cuadro
de la habitación que desnuda
el temor del hombre solo.