Entonces
unos adoraron su ansiado advenimiento
mientras otros negaban
convencidos de que aún
les quedaba mucha espera.
Y más tarde
también otros creyeron la venida
pero de alguien muy distinto
a aquél de años atrás.
En este reinante ecumenismo
seguro que algunos
defienden la llegada de esos dos
que conviven en paz con la de nadie.
Yo no creo en los cuentos infantiles,
pero pienso
que si algunos llevan la razón
han de ser los partidarios de la espera.
De haber venido
algo hubiera remediado.
Aunque tal vez
simplemente sea un inútil.