Y un día los castaños
comenzaron a virar.
Los ojos eran
atardeceres lentos.
Los pies,
sendas con hortensias mustias.
Y el mar,
un sol roto danzando
abrazado a la barcaza.
En el hogar
el fuego agotaba
las hojas del eterno almanaque.
Y un día los castaños
comenzaron a virar.
Los ojos eran
atardeceres lentos.
Los pies,
sendas con hortensias mustias.
Y el mar,
un sol roto danzando
abrazado a la barcaza.
En el hogar
el fuego agotaba
las hojas del eterno almanaque.
Muy lindo!!!!
Gracias Migue! Sigo esperando tus versos…