Cuando el sol convive
con la lluvia y el ozono
tu magia pinta en el límite lo soñado.
El mármol del peldaño
esconde el gesto
que cincela tu presencia.
Dibujas el contraluz
del salto del acróbata
mientras la flecha
se fuga de tu entraña.
En la oscuridad del muro derruido
la madera recuerda el tiempo
en que enmarcabas la alacena.
Susurran tu nombre el incunable
y los versos que no escribe el caminante,
un nombre que está en ti
y que el arco te ha cedido eternamente.
Siempre me cuesta jugar a la vez con imágenes concretas y con metáforas abstractas. Lo he leído varias veces, y cada vez me resuenan cosas diferentes. Es un poema hermoso y difícil.
Creo que parece más difícil de lo que es. En la estrofa final el misterio se desmorona…