Con la sorpresa que guardan
algunos días tontos
llegas de la mano
de un pequeño vals de octubre.
Te quedas dos, tres días
y luego vuelves
al refugio de una vida
cerrada a mis recuerdos.
Despierto risueño
aunque el soplo de tu voz
perdida en un poema de otro siglo
me susurre que serás siempre una ausencia.
Lo pasajero, lo fugaz suele dejarnos sensaciones imborrables… ausencias que se nos presentan… (Esto fue lo que me sugirió el poema. Saludos!)
Sí, Acuarela. Y lo que no se tuvo. Gracias por la visita.
Las presencias efímeras son las más sempiternas y su voz aparece cuando menos te lo esperas. Muy bonito.
Gracias Meri