1. Recostada en la pasión,
sin navegante
la barca vuelve al sueño de la frase.
La palabra habita huérfana
en los labios del que ama.
2. Errante, la hoja desprecia
la pasión por imposible.
Tal vez sea el brote
el que mañana
se abrace contemplando
horizontes que se alejan.
3. En el zaguán de la idea
el verso se demora
al cobijo de lo que la palabra calla.
El poema es una crisálida quieta.
4. Atardece y tus pasos
hechizan el camino.
Las huellas arraigan
en el olor del romero
cuando el campo dibuja
una danza con tu sombra.
5. Sin prisa nos va dejando su rescoldo.
Tras el cristal
el hogar adivina un perfume a flor antigua
y la tarde piensa que pronto será el alba.
6. La nada agranda
la aridez de sus fronteras.
Desesperado, el hombre intenta
descubrir nuevamente la palabra
y dar sentido al hueco.
7. Cómo será el hablar de la locura
cuando el invierno deje
su manto de hojas secas
en un espiral de sueños y delirios.
8. Cuando el viento mueve sus pestañas
las hojas que quedaron
del otoño muerto
dibujan una frágil rayuela en las veredas.
9. Mudo mi tristeza
a un rincón del verso que se olvida.
Con pena descubro
que no será más el motivo de mi llanto.
10. No quiero oír más
la canción que enmudece al borracho,
da años al niño,
vacía los arroyos
y desangra al caminante en las palabras.
«3. …El poema es una crisálida quieta.»
Que hermosa imagen. Que gran poema, Gabriel!
AbraZo!
Gracias, Jorge!