Hoy dejé una luz en la penumbra,
y esa luna en un alba que devora,
y aquella flor en las arenas ciegas
que besan las orillas de una sombra.
Hoy dejé mi frío en las hogueras,
mi fulgor en el páramo doliente,
y la ternura en la batalla cruel
cebada de clamores y de heridas.
¿Qué puede ser más viejo que mi muerte?
Cuelgo mi voz en un perchero mudo
y salgo a desandar senderos tristes
que siembran de recuerdos mi vigilia.
Contemplo ensimismado mis ayeres.
¿Qué habrá más lacerante que la vida?
Vaya, pues si que es un poema triste. ¡Feliz sábado, Gabriel!
Un beso bien fuerte y enhorabuena por este poema, está cargado de melancolía, casi me atrevería a decir que de angustia, … ¡yo son tan prosáica!. ¡¡Has puesto música, que bien!!
Y sí, alegre no es. Coincido contigo: creo que sobre todo está cargado de angustia.
Un beso
gabriel