Así te soñaba:
sentada en aquel banco
en el que el beso
sería una quimera temerosa,
soñando
que habitabas en mis sueños,
mirando cómo mis tormentas
no amarraban en tu puerto.
Así te soñaba
hasta que un día
de algún mes de los de siempre,
llegó a mi barca la vigilia
y ya no hubo temporales desbocados
ni nubes ni viento
ni escarchas en las noches
del invierno solitario.
Ni nadie en el banco
de aquel beso que no fue.
Madre mía, yo es que te leo y me emociono.
¡Feliz año, Gabriel!
Un beso enorme
Frost
Qué suerte contar con tus visitas, Laura. Y poder emocionarte. Gracias, buen año y un beso!!!