Dos poemas a mamá

El testigo

Ayer
la muerte visitó al testigo.
Con tres golpes de plumero
le recordó
que hace tiempo había partido.
Ayer
se acabó la vigilia estéril
y el fin dio comienzo al fin.
El testigo
no presenció su trance.
Hace tiempo había partido
y ciego,
no veía el sacrificio.
Ayer
murió el nacimiento,
el niño se hizo viejo,
calló el saber
y no pudimos atrapar la idea.

Lamentablemente

Sigo siendo,
como siempre me enseñaste,
un irredento ateo.
Hoy quisiera
renegar de ello
aunque más no fuera
por un solo instante.
Pero no puedo,
y mucho menos por conveniencia
y entonces
me despido de manera irremediable.
Y te digo
adiós,
no te veré más,
nunca más,
tú te has ido
y yo me quedo aquí
sin poderte preguntar
si Luis fue compañero de papá.

2 pensamientos en “Dos poemas a mamá

  1. fer dice:

    Un abrazo grande, Gabi. Hermoso el primero y enigmático el segundo.
    Quedan esos silencios que nunca callan…
    Fernando

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