Albas rojas,
vinos que se beben los ocasos del otoño,
noches perdidas en mares ocultos,
retratos antiguos y mujeres buenas,
niños que corren por infinitas playas,
puertos desiertos que miramos partir
sin barcos, sin timones y sin remos,
besos que no llegaron,
pétalos encerrados entre las hojas de un libro,
versos que leímos en días tempranos,
caricias que ardieron en dedos inquietos.
El incesante recuento
se agranda día a día
junto a la huella de nuestros pasos.