Vidas

De tu mano
camino el perfume
de los álamos plateados.
El barrio es de algún puerto
de aquí, de allá
o que no existe.
Se juntan
un olor a sudestada,
esa calandria que habitaba los estilos,
la brisa del mar
y la errante golondrina
que va y que viene
y anida en la hornacina atea
para hablarme de otros vientos,
otros soles.
De tu mano
camino el perfume
de los álamos plateados.
De golpe la calandria huye,
se abre el silencio,
la golondrina desdibuja su camino
y nosotros trenzamos
los bordes de una manta
que abriga nuestros sueños.

Barrio que anochece

A la tarde,
cuando el crepúsculo insinúa sus colores,
en las casas ya habita el dolor
que oculta la noche
en su garra de silencio.
El barrio olvida
el olor de los jazmines
y la pasión del caminante
muere en el lejano aire
que respiran los malvones.
Pese a todo habrá tiempo todavía
para el beso que selle la promesa.
La que nunca respetan los amantes.