En la vela
la llama agota su existencia sin saberlo.
También ella nace
y comienza su camino hacia la muerte.
Aferrada al pábilo
con misterioso afán,
baila sola
una suave danza de secretos.
La columna se transforma
en figuras modernistas
hasta que,
agonizante,
el cabo aprisionado
ahoga su fulgor
en un cáliz de cera.
La luz
fue un suspiro mudo.
De «El libro y el poeta»
«Un camí que no va fins a la mort
és només un camí sense sortida» (Joan Margarit, fragmento del poema «Camins»)
Es cierto, Javier. Pero no sé si los que llegan a la muerte la tienen.
Gabi: sólo puedo decirte ahora que me «dice» mucho este poema.
Gracias.
Me alegro mucho, Auro, porque si es así el poema cumplió.