Quedó un trozo de pan sobre la mesa
en la que él te hablaba
del color de los cerezos,
del perfume que presagia cada otoño.
Hoy miras inmóvil
el trajín caótico del duelo,
la pena que cae
lamiendo el socavón
cuando suena el murmullo
del relato de los otros.
Donde nunca toca el sol
todo está más oscuro todavía.
Sólo se enciende la tristeza
del cante que llega de otras minas
que esbozan con crueldad
la misma muerte.
Es un poema delicado. Todo encaja, la musicalidad es perfecta.
Gracias Natacha!
[…] Fuente: https://paramiuncortado.wordpress.com/2013/10/29/pozo/ […]