Me transporta a algún lugar
donde el color de la angustia
escupe asilos en el pecho
o donde alguien mira feliz
un ignoto amanecer
en la isla de palabras
o donde la muerte pasó
y dejó un páramo de penas,
la doliente maldición del viudo,
el olor a pasos de hospital,
el beso seco
o donde el salto es la sonrisa
de la hermosa criatura
que nos mira triunfando
a través de nuestros sueños
o donde un hálito
imagina el crimen
entre las hierbas malditas
de la mujer que no me amó.
La nota huye
del arco mandamás
y canta la canción de siempre,
la que murió en los labios del poeta.
Mientras la leía, además de un nudo en la garganta, tenía la sensación de una música cargada de historias y de dramas. Cuando leí las últimas lìneas me dio un vuelco el corazón.
¿Cómo será esa música? Un beso