La sangre camina hacia la herida
y busca el puñal en la piel.
El ojo toca la sombra
cuando un ángulo imposible
la obliga a reposar en el charco.
Entonces
la quietud devora el latido.
La sangre camina hacia la herida
y busca el puñal en la piel.
El ojo toca la sombra
cuando un ángulo imposible
la obliga a reposar en el charco.
Entonces
la quietud devora el latido.